Por Aldo Melillo(**)
Publicado en el número 85
Fragmento
LA PERSONA
Nacido en Burdeos en 1937 en una familia judía, Boris Cyrulnik sufrió la muerte de sus padres en un campo de concentración nazi del que él logró huir cuando sólo tenía 6 años. Tras la guerra, deambuló por centros de acogida hasta acabar en una granja de la Beneficencia. Por suerte, unos vecinos le inculcaron el amor a la vida y a la literatura y pudo educarse y crecer superando su pasado (1).
No es ni mucho menos gratuito que el Dr. Cyrulnik haya indagado tan a fondo en el trauma infantil: con siete años vio cómo toda su familia, emigrantes judíos de origen ruso, eran deportados a campos de concentración de los que nunca regresaron. "No es fácil para un niño saber que le han condenado a muerte". Era el típico caso perdido, un "patito feo" condenado a llegar a la edad adulta convertido en un maltratador, un delincuente o un tarado.
SU DESARROLLO
Su "resiliencia" personal, su nexo de unión con la vida, fueron las personas, los libros y el ‘rugby’: -"Estudié medicina por un deseo de seguridad, de integración; nadie duda que es porque mi familia fue deportada por lo que yo quise orientarme hacia la psiquiatría, explorar la mente humana y dar un sentido a lo incomprensible".
Dar un sentido a la vida es un aspecto inescindible del proceso resiliente.
Boris Cyrulnik se transformó en un neuropsiquiatra, psicoanalista y estudioso de la etología, siendo uno de los fundadores de la etología humana.
LA RESILIENCIA Y LA PSICOLOGÍA
La resiliencia se define como la capacidad de los seres humanos sometidos a los efectos de una adversidad, de superarla e incluso salir fortalecidos de la situación.
Uno de los mayores aportes de nuestro autor, gira alrededor de colocar el concepto de resiliencia en una relación privilegiada con la psicología. Para Cyrulnik, la diferencia entre las escuelas psicológicas norteamericana y latina (europea y, agregamos, latinoamericana), reside precisamente en la aceptación de la " resiliencia". En la escuela estadounidense apenas se da crédito a éste concepto, que para Boris Cyrulnik está empíricamente demostrado, a través de múltiples experiencias (2).
En "Algunos fundamentos psicológicos del concepto de resiliencia" (3), antes de entrar en contacto con el pensamiento de Cyrulnik, planteamos con las Lic. Mirta Estamatti y Alicia Cuestas, como se podía justificar el desarrollo de los pilares de la resiliencia (a partir de su descripción por Edith Grotberg) desde una perspectiva psicológica, puntualizando la necesidad del "otro" humano para que todos y cada uno de los pilares se construyeran en la trayectoria histórica del sujeto. Esto facilita la comprensión de qué significa la promoción de esos pilares, dando pistas seguras para analizar programas educativos, sociales y de salud. Además vinculábamos el concepto de resiliencia con el de salud mental, en el sentido de la semejanza o coincidencia de las acciones promotoras de resiliencia con las que tratan de desarrollar la salud mental. Desde el punto de vista de la resiliencia el aspecto quizás más especial y original es el énfasis de la necesidad del otro como punto de apoyo para la superación de la adversidad.
Entre las múltiples experiencias que justifican el concepto de la resiliencia, Boris Cyrulnik (4) explica cómo un alumno suyo realizó un estudio comparativo de lo que ocurría durante la guerra del Líbano en Beirut y en Trípoli: Mientras Beirut fue la ciudad más cruelmente bombardeada, con más muertes y meses de asedio, los estudios sobre el terreno demostraron que en Beirut los niños presentaban mucho menos casos de síndrome post- traumático que en Trípoli, que estuvo más tranquila. La explicación: la propia situación de Beirut hizo que aumentase la solidaridad y el contacto en las familias mientras que en Trípoli los niños estaban sufriendo simple y llanamente abandono afectivo.
Los huérfanos rumanos con los que trabajaron tras la caída de Ceaucescu, pasaron de ser autistas a poder estudiar una carrera o formar una familia, tras un programa de hogares de acogida. Más sorprendente fue el polémico estudio sobre los chicos con problemas de abuso en el seno familiar, en los que se comprobó, que el trauma no venía del hecho en sí del abuso, sino de la falta de afectos en el trato familiar diario.
LAS CLAVES DE LA RESILIENCIA: EL OXÍMORON
Así, la clave reside en los afectos, en la solidaridad, y éstos en el contacto humano.
Por muy grave que sea lo que haya sufrido un niño, la psique se revela tan flexible, que con los ingredientes del contacto humano, el entendimiento, la palabra, se puede volver "a flote". Boris Cyrulnik explica que ha elegido éstos casos extremos porque son más fáciles para visualizar el problema, pero la resiliencia (y el trauma) no tiene fronteras de nacionalidad o condición y preguntado por si hay alguna edad tope, respondió riendo: "Hasta los 120 años, en Toulon estamos trabajando con mayores enfermos de Alzheimer, que olvidan las palabras, pero no los afectos, los gestos, ni la música".
Boris Cyrulnik (5) ha realizado aportes sustantivos sobre las formas en que la adversidad hiere al sujeto, provocando el estrés que generará algún tipo de enfermedad y padecimiento. En el caso favorable, el sujeto producirá una reacción resiliente que le permita superar la adversidad. Su concepto de "oxímoron", que describe la escisión del sujeto herido por el trauma, permite avanzar aún más en la comprensión del proceso de construcción de la resiliencia, a la que le otorga un estatuto que incluye entre los mecanismos de defensa psíquicos, pero, aclara, más concientes. Estos corresponderían en realidad a los mecanismos de desprendimiento psíquicos, descriptos por Edward Bibring (6), que a diferencia de los mecanismos de defensa, apuntan a la realización de las posibilidades del sujeto en orden a superar los efectos del padecimiento.
En la visión de Cyrulnik la resiliencia significa un mensaje de esperanza "porque en psicología nos habían enseñado que las personas quedaban formadas a partir de los cinco años. Los niños mayores de esa edad que tenían problemas eran abandonados a su suerte, se les desahuciaba y, efectivamente, estaban perdidos. Ahora las cosas han cambiado: sabemos que un niño maltratado puede sobrevivir sin traumas si no se le culpabiliza y se le presta apoyo". La historia explica el presente pero nunca cierra el futuro.
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(*) El Dr. Cyrulnik es Director de Enseñanza de la Universidad de Toulon, Francia. Neuropsiquiatra, psicoanalista, etólogo francés y uno de los mayores exponentes en el mundo de la teoría y práctica de la Resiliencia.
(**) El Dr. Melillo es médico psicoanalista, ex secretario de Salud y Medio Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires
FUENTE: Red Sistemica - http://www.redsistemica.com.ar/articulo85-1.htm
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